VENDIMIANDO POR CAMARÓN

La Horra, 1943

«¿Me puede hacer una foto apoyado en el coche negro? Pero no hace falta que salga la matrícula», grita Liroy mientras posa del mismo modo que la gente en otra época por las calles de Madrid. Delante de un coche. Sonriendo. Como si fuera propio.

Es un regreso al pasado. O quizás nunca estuvo mejor pensado un regreso al futuro.

La importancia de la familia, la ley, el honor de un patriarca, la defensa de la personalidad, del espacio y la integridad se respira en esta jornada de vendimia.

Trabajan a la velocidad del rayo. Ocho horas al día donde se puede escuchar el ruido de los garillos que usan con destreza. Colibrís de la muerte y el vino donde Lorca me susurra al oído «en la mitad del barranco las navajas de Albacete bellas de sangre contraria relucen como los peces…». Pero esto es Burgos y hace años que pasamos el 2000.

Ver trabajar a esta familia, con sus pieles curtidas por el sol, es una lección de supervivencia. Una lección vital abrumadora. Con su tiempo. Su manera de atesorarlo: perderlo es ganarlo. Pero en su trabajo los minutos se cuentan por gotas de sudor.

«Tengo sinusitis», susurra Paula. Cualquiera se quedaría reposando en casa haciendo vahos de eucalipto. Cuando te agachas la sinusitis no tiene piedad. Quien lo sufrió lo sabe. Y Paula no para.

Sus manos hablan de agrietadas tardes de lluvia, de cortes en una cepa rebelde, de días de pañuelo y sombrero de paja. Hablan de campo.

«¿Y qué hay en Madrid?», nos pregunta uno al que le gustaría ser modelo. «En Madrid hay de tó», responde al que llaman Pirulí. «Hay demasiado de todo», apostilla Sara, la fotógrafa que les dignifica en cada jotapegé.

Se oye un cante flamenco de boca de un chiquillo hecho padre de familia. Calla rápidamente. Pasan los segundos. Y entonces entona bajito, como si le contara un quejío secreto a su cesta de uvas. «Este año no se canta porque estemos de luto. ¿Sabe usté?», comenta Adela cuyas arrugas vitales esconden los 50 años que ha vivido.

Llega la hora de la comida. Toca separarse de los jefes. Se alejan y se agrupan por familias. Todos se sientan en unos cartones para comer. Y sacan unos tupper que han preparado las mujeres que se han quedado en las naves. En el barrio efímero que crean durante 12 días. Un descampado habitado e impregnado de chillidos que pronto se llevará el otoño.

En dos naves se reparten 13 familias. Durante la jornada unos 30 niños, pero 90 en movimiento, se quedan correteando entrando y saliendo de las construcciones. Se paran, cogen aire y dicen que les encantaría ir ya a vendimiar. Ser mayores. Qué prisas. Las niñas prefieren quedarse y jugar a princesas de películas que se inventan. Intuyen lo que les viene. En unos años ellas darán más el callo. «Las mujeres trabajan más y mejor», confirma el dueño de la bodega.

Los patriarcas, en blanco y negro, atentos a cada movimiento de sus nietos, cuentan que llevan cuarenta años vendimiando esta misma viña de Ribera del Duero. Pero su vista cansada ya sólo entiende del tacto de los niños. Y cuidándolos se quedan. Acarician sus cabezas como bolas de cristal. Qué les deparará la vida a la sangre de su sangre. A estos niños a los que sólo se les puede fotografiar desde arriba o equilibrando sus pupilas con las tuyas, al mismo nivel del mar que vieron sus abuelos. Pero en este caso es su propio descaro quien dispara. Aquí sólo hay que sentarse en la butaca y disfrutar de la película. Una sin género pues la vida qué es.

Hoy la vendimia es mi excusa. Para ellos es la excusa de reunir a toda la familia y ganar un dinero que de otra forma tardaría más tiempo en llegar. Aunque las manos dolerían menos.

Nos alejamos por la carretera de Burgos de vuelta al siglo XXI. Rumbo a Madrid dice Sara encendiéndose un cigarro: «A ti te han puesto mote seguro». «A mi no sé», digo. «Pero al subirnos al coche he oído: “Venga tira que La Chochoni ya esta en el camión”».

DOMINGO 08 FEB – 12 A 20 H – LA VENTANA – PHOTO&FOOD

LA-VENTANA

VENTANA DE LA CEBADA. Tienda PopUp.
Presentación y venta pop up de las marcas y artistas que estarán en VENTANA durante el próximo mes.
Acompañado del Catering Miss Costillas.

Domingo 8 Febrero. Abierto de 12h a 20h. Entrada Libre

Mercado de la Cebada. Plaza de la Cebada, s/n – 28005 MADRID La Latina